miércoles, 20 de octubre de 2010

¡Qué desgracia la cola!

Para mí una de las peores cosas que tiene Caracas y que afecta negativamente la calidad de vida de sus habitantes es el tráfico. Indudablemente intervienen muchos factores pero creo que podría resumirse en los siguientes puntos:

Estrés
El tráfico caraqueño es de las cosas más impredecibles que hay, la presión de no saber la hora de llegada a un destino entre otras cosas, nos pudre y nos pone de mal humor, no hay programa de radio, paisaje, yoga o ejercicio que impida las ganas de salir corriendo, llorar o golpear cuando uno está atrapado en esas interminables colas.

Ser peor persona
Incumplimos las reglas, nos comemos la luz del semáforo, la flecha o cualquier otra cosa que nos podamos comer. Insultamos, gritamos, mentamos la madre, algunos lanzan cosas y otros hasta disparan.
La máxima es: “No importa que suceda, primero paso yo”. Definitivamente en una cola tanto conductores como peatones somos más salvajes.

Miedo
Cada vez que vemos un motorizado nos asustamos, los malandros no perdonan teléfono celular, reproductor de mp3 o cualquier prenda que medio brille. También nos preocupa que se nos recaliente el carro, que en una bajada se nos vayan los frenos o que ocurra cualquier otro desperfecto. Tememos chocar o que nos choquen por todo el tiempo y desastre que genera un accidente de este tipo en nuestra capital.

Desidia
Las vías no pueden estar en peor estado, las señales se ven poco o no existen y los fiscales de transito cuando están, nadie les hace caso.

La verdad que es muy triste que 3 minutos después de salir de mi casa mis palabras sean: ¡Coño! ¡Qué desgracia la cola!


domingo, 15 de agosto de 2010

Repeticiones innecesarias

Este tema me vino a la mente recordando un compañero de trabajo que tuve. Para todos él era muy pana, tenía la habilidad de evitar que se le vieran las costuras a primera vista, con sus frases aprendidas y usadas para cada público podía hacer creer que sabía mucho de un tema y que tenía buen dominio de las palabras.

Pero cuando la gente es falsa como un billete de 30 (como diría Katherine) se nota tarde o temprano, el chamo no era tan pana ni tampoco sabía tanto como quería dar a demostrar.

En esta oportunidad me voy a referir a sus repeticiones innecesarias, varias veces le oi decir, entre otras:

Eso es idénticamente igual
Ambas dos

Ciertamente este problema no es exclusivo de él, lo he oído en otras personas. Si ellos en su afán por dárselas de cultos se detuvieran a analizar, asimilarían que por ejemplo cuando dicen “idénticamente igual” están diciendo igualmente igual. Es mejor que sean sencillos y les entiendan, a que parezcan cultos y la gente se de cuenta que son unos animales.

Este es otro humilde aporte

lunes, 5 de julio de 2010

El mundial, una ladilla más

Cada 4 años muchos venezolanos tienen la oportunidad de celebrar -otra más- con el Mundial de Fútbol. No importa si Venezuela no ha ido nunca, la fiebre se vive incluso más que en los propios paises participantes.

La elección del equipo al cual ir es variada: unos siguen la tradición de sus ascendentes inmigrantes, otros se basan en el estilo y forma de juego y están los que se dejan llevar por la moda del momento.

Me parece bien que cada quien vaya por el equipo que le provoque, lo que molesta es que me pudran la vida los fanáticos enfermos que sólo hablan del tema por todos los medios posibles (en persona, facebook, twitter, etc). En la oficina donde hay pantalla de tv y se ajustan los horarios para ver los partidos, si no me gusta el fútbol ¿No me tocaría ver una película en horario laboral? Si me da igual si gana Brasil o España ¿Por qué me tengo que calar el "paveo" y la cola por celebrar el triunfo de esos equipos?

Tomando en cuenta la infame situación de país que tenemos muchos dirán que el mundial es un escape y si es cierto pero para mí es una ladilla más.

jueves, 24 de junio de 2010

Como que a la final como tal

Algunas veces pecamos de esas fastidiosas repeticiones que se conocen como Muletillas, de un tiempo para acá en la oficina -y a todo volumen- oigo constantemente las que parecen están de moda.

Una posible oración puede ser:
A la final hay que hacer como que un manual que sea explicativo del proceso como tal

¿Se trata de una competencia? ¿Hay que hacer un manual o hacer algo parecido? ¿Qué más puede ir en un manual explicativo de un proceso que no sea el proceso en sí? En estos tiempos de ahorro y de twitter ¿Por qué usar palabras de sobra?

Las muletillas siempre han existido y se unen con otros errores de nuestro idioma. Me sorprende que “A la final”, “Como que”, “Como tal”, “Y tal” pueden ir en cualquier oración y con varios usos. Incluso hay unas contradictorias ¿Qué debo entender de “Te quiero mal pero grave”? También se debe destacar la particular entonación con las que se dicen, que denotan el nivel de ridiculez o incultura de la persona, recordemos por ejemplo: “ooooo seeeea”, “saaabes”, “me entiendes, tu me entiendes”, “máaaas fiiino”, entre muchas otras.

Aumentemos nuestro vocabulario y ahorremos saliva, papel y molestias evitando el uso de las muletillas

Este es otro humilde aporte

miércoles, 14 de abril de 2010

Un día de lluvia (o de m*****)

Estaba estipulado hacerme los exámenes médicos anuales en la oficina que por ley la empresa debe realizarle a los empleados. El ya acostumbrado desorden venezolano sólo permitió la extracción de sangre, quedando pendientes los demás chequeos para –espero- el día siguiente. El mal humor aumenta pero ¿Qué se puede esperar si tenía más de 12 horas en ayuno y desde temprano debía hacer cola?

A la hora del almuerzo salgo a la calle a pesar del tiempo de lluvia pienso: no hay problema tengo paraguas, claro no sabía que el mismo sería inútil y cuando empezó la fuerte lluvia me mojé por completo. Termino de almorzar y no ha parado de llover, confirmo que el peatón es el transeúnte que lleva la peor parte, si un carro se detiene y no paso por donde el conductor espera, recibo insultos y manoteos.

Sigue lloviendo y el camino se hace largo, espero que me salpique agua al pasar los carros pero milagrosamente no pasa, ya estoy cerca de la oficina, vienen caminando 2 personas un hombre y una mujer, ella más atrás, el está volteado hacia atrás diciéndole algo, cuando gira el eructa justo frente a mí, el olfato me dice que comió carne, ¡Buen provecho!
Ya no importa, la meta es llegar y no seguir mojándome.

La tarde es bien chévere con la humedad de la ropa y la actividad más divertida de las últimas semanas (si, es ironía).

Termina la jornada laboral y llego a otra cola, esta es para pagar el estacionamiento. Si hay algo que me moleste más a que se me coleen es que piensen que yo lo hago. Una "cincuentona" se me acerca con risa burlona y señala indicando que estaba en la cola, me disculpo y le digo que no sabía que estaba en la fila, ella sigue con su risa, la joven sifrina que la acompaña mueve intensamente su mandíbula y me dice: OBVIAMENTE estábamos en la cola. Para mi no era obvio pues hay un puesto de Panini, ellas estaban revisando barajitas y estaban como a un metro de la persona delante de ellas.

Feliz día.

miércoles, 31 de marzo de 2010

¿Por qué me tocó en Ocumare del Tuy si marqué Los Ruices o La Trinidad?

Es la pregunta que me hice cuando me llegó el correo de Saime (antes Onidex) que con un saludo patriótico y bolivariano me informaba que se me había otorgado la cita para el pasaporte. La respuesta puede estar entre las siguientes opciones:
1. Ineficiencia
2. Mala Leche
3. Todas las anteriores
Por mi experiencia me voy por la tercera.

Dos meses atrás hacía la detestable gestión por la página web, y es que este trámite como cualquier otro en este país es una tortura. Ahora muchos procesos se hacen vía Internet cosa que es buena si las páginas web fuesen más orientadas al usuario y funcionaran correctamente. Luego viene la parte presencial que está acompañada de largas horas en interminables colas. Es una carrera de obstáculos por algo que es un derecho como individuo.

Ya sabiendo dónde y cuándo tenía la cita y gracias a mi Papá que conoce aquellos lares, llegué al sitio aplicando aquello de “espera lo peor desea lo mejor” tengo que decir que no fue tan malo como pensaba, me encontré con un edificio de pueblo en un estado de descuido “normal” con gente y funcionarios medianamente colaboradores, una cola que fue corriendo todo el tiempo y la toma de los datos que aún no entiendo si todo es computarizado aún los piden una y otra vez. Destaca especialmente los mensajes que prohiben el uso de BlackBerrys porque interfieren con la conexión de internet y la carpeta de manila que exigen aún cuando no está en la página web.

¿Cuándo se podrán hacer trámites sencillos y menos agotadores?