Luego de varios acontecimientos de hace casi 2 años, decidí
hacer un postgrado de Periodismo Digital. Siempre quise estudiar algo
relacionado con Comunicación Social, pues aunque soy Licenciado en Computación, mi
carrera profesional se ha desarrollado en áreas de comunicación y contenidos en Internet como conceptualización, diseño e integración de sitios web y manejo de redes
sociales, además es una profesión que me ha gustado desde que salí de bachillerato.
Una vez admitido en la Universidad Montéavila me di cuenta
que hacer un postgrado no es fácil y menos si vives/estudias/trabajas en
Caracas, estás en un puesto laboral muy demandante, en un país que atraviesa una difícil situación política, económica
y social en tiempos de protestas, guarimbas, con ausencias de luz, agua, coherencia y cordura.
El camino fue cuesta arriba… Literalmente cuesta arriba,
porque durante muchos Lunes y Miércoles me tocó estar en la subida para ir a la
Universidad donde pasaba gran parte del tiempo de las casi dos horas de
trayecto para llegar a ese destino, decir “me costó sudor y lagrimas” aplica
perfectamente para este caso, porque entre la falta de aire acondicionado del
carro y el no poder llegar a tiempo no había otra alternativa.
Con la gran cantidad de trabajo que tenía -y tengo- era
necesario aprovechar los pocos momentos libres de las noches y fines de semana para
leer, leer y releer textos de filosofía, sociedad de la información, ética; analizar,
conceptualizar, diseñar y proponer mejoras para sitios web; editar fotos y videos; redactar contenidos para ensayos, notas, tuits, manuales, infografías y hacer el
trabajo de grado; entre muchas cosas más.
Muchas veces con ganas de desistir, de no seguir e irse a la
casa, de no hacer la tarea y mejor dormir, pero pudo más el gusto por lo que estaba aprendiendo, el
hacer bien las cosas, los ánimos de mis
familiares, amigos y compañeros de trabajo, la calma que da el Ávila y el compartir con unos
excelentes compañeros de clases.
Hoy soy Especialista en Periodismo Digital y estoy
agradecido con todo y con todos los que hicieron posible este logro:
Gracias a Dios.
Gracias a mi Mamá y a Meyvi por ser mis pilares, mi motor y
mi inspiración.
Gracias a mi Papá que aunque ya no está físicamente sé que está acompañándome.
Gracias a mis demás familiares por estar siempre pendientes y
apoyándome.
Gracias a mis amigos, los de verdad, los que me conocen, los
que saben escucharme y aconsejarme.
Gracias a mis compañeros de trabajo en especial a Susy, Joha
y Erika por sus ánimos y recordarme que saliera a tiempo de la oficina.
Gracias a la Universidad Monteávila y a sus profesores.
Gracias a Yohamna, Maira, Ariana, Laura, Leandro, Anlady, Yoersis,
Eliscart, Yineska, Stephanie, Natalia, Jennifer y Eilym por haber compartido
esos 3 semestres de aprendizaje, rabias, angustias, risas y aplausos… mesa,
mesa… Fue un honor y un placer haber
estudiado con ustedes, y ahora si puedo llamarlos ¡Colegas!