Hay cosas que hasta que no te pasan no las entiendes
totalmente. Es verdad, no estamos preparados para la muerte de un ser querido, el
cercano, el del día a día, el que a su manera te resolvía, con el que te
sentías seguro. Al principio ni siquiera eres consciente. Duele por uno y por los
tuyos. Potencia miedos, tristezas, inseguridades y malas sensaciones. Y sin
embargo la vida sigue.
Al principio sentí el apoyo de muchas personas con las cuales estaré
siempre agradecido, pero con el pasar de los días y los meses lógicamente la mayoría siguió
con su vida, dejaron de llamar y de visitarnos, siendo objetivo se que eso es normal. Aún así (y ahora siendo subjetivo), en estos momentos me siento un poco decepcionado, más alejado de todo
y de todos, estancado, sin ánimos, con más trabajo y estrés, y más aburrido de la rutina y los mismos
cuentos.
Me alegra que muchos estén logrando sus metas y a lo mejor
no lo demuestro como es debido, pido disculpas pero no me siento de humor.
La vida sigue… aunque por ahora sea en piloto
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